sábado, 11 de julho de 2020

¿Cómo Cambiará El Mercado Laboral De Las Artes Y La Cultura La Actual Ola Migratoria En Chile?


Inmigración e incremento de la oferta en el medio artístico y cultural chileno

1. Introducción.
El aporte de las corrientes migratorias europeas que llegaron a Chile en las postrimerías del siglo XIX y comienzos del XX ha conformado un imaginario identitario muy distintivo para el caso local. No obstante, conocemos poco del impacto que en esa misma dimensión podría estar teniendo el actual proceso migratorio (Montesinos, 2012; Magliano & Domenach, 2008; Crescentino, 2018).
Durante su vida republicana Chile ha recibido importantes oleadas migratorias en su territorio, alcanzando un peak hacia 1907 con unas 134 mil personas provenientes del extranjero, que representaban por aquel entonces el 4% total de la población.  Este movimiento fue favorecido por el auge de la minería del norte, y además por un proceso que marca diferencias con el fenómeno actual, debido a la existencia por aquellos años de programas específicos de atracción de colonos por medio de políticas estatales que alentaron la llegada de migrantes europeos bajo la convicción éstos serían un aporte importante al progreso de la nación[1]. Si bien este proceso se fue diluyendo en las siguientes décadas del siglo XX, configuraron una evidente presencia que impactó la vida local en múltiples dimensiones.  La cultura y las artes es una de ellas.

2. Marco Teórico:  Actualidad y emergencia de la migración en Chile
Un millón 251 mil 225 extranjeros vivían en Chile en diciembre de 2018 (Alonso& Alvarez, 2019; INE-DEM, 2019). Probablemente la cantidad real sea aún mayor. Todo indica, además, que el número aumentará en los próximos lustros (Blasco, 2018). Ese 6,6% que sobre el total de la población representa en la actualidad a los extranjeros avecindados en el país, contrasta con el 1,2% de 2002, o lo que es igual, con las 185 mil personas que, no habiendo nacido en Chile, vivían por estos lares a comienzos de la década pasada.
No solo ha aumentado su número, sino que su procedencia también ha cambiado. A las colonias europeas y peruanas que fueron las recurrentes hasta fines del siglo pasado, se ha abierto hoy una ventana hacia otras latitudes, siendo Latinoamérica el lugar de proveniencia de la mayoría de los extranjeros con residencia en el país (Godoy, 2019). Entre 2014 y 2017, Chile ha visto aumentar en un 232% el número de inmigrantes que viven en el país, pasando de 416.082 a 966.363, lo que supone el mayor incremento inmigratorio en América.
Estimaciones recientes indican que en los primeros meses de 2018 se superó el millón de inmigrantes, de los cuales 300 mil se encuentran en el país de modo irregular (Blasco, op.cit).
La cifra puede aumentar aún más, especialmente con migrantes venezolanos, que ya constituyen el grupo de mayor volumen de los que llegan (Cárdenas, 2019). También ha habido un incremento de haitianos y, en menor medida, de cubanos, conforme otros países del continente, como Estados Unidos o Brasil, han ido cerrando sus puertas a esos migrantes.
El cuadro n°1, da buena cuenta de esa evolución en términos generales[2].




Cuadro n° 1
Evolución del número de extranjeros residentes (1865 – 2018, en miles)


Fuente: Universidad del Desarrollo (2019) Serie Debates Públicos, n°2, mayo 2019.
Un millón 250 mil personas en nuestras calles, hospitales, plazas y escuelas se notan. También lo harán en la conformación de nuestras orquestas, grupos de teatro y agencias de publicidad, entre otras, pues un porcentaje significativo de los inmigrantes recién llegados son profesionales (AMUCH, 2017), muchos de ellos ligados al sector cultural y artístico (Torres Falcón, 2012).

a. Los efectos de la inmigración sobre el mercado laboral.
La migración ha existido siempre y es parte fundamental en la construcción de las sociedades. La sociedad, en general, y las ciudades, en particular, obtienen grandes beneficios con la inmigración (Capel, 1997). 
Los inmigrantes han estado llegando a Chile a una tasa de más de 20 mil al mes durante más de un año, lo que ha aumentado la oferta de mano de obra en el país de 18 millones de personas, mientras que más mujeres buscan trabajo por primera vez. Ese influjo permitió que la economía creciera a su ritmo más rápido en más de cinco años en el segundo trimestre, sin aumentar el empleo ni los salarios (Bloomberg, s/f).


Si bien los grandes movimientos de migrantes pueden acarrear costos, también tienen un impacto social, económico y cultural notoriamente positivo en los países de origen y destino (CEPAL, s/f).
Sabemos que la migración ha sido factor clave y no necesariamente siempre bien comprendido para el desarrollo cultural, social y económico (Herrera, 2018).
La migración es un proceso de movilidad que ha permitido la ocupación de todo el espacio terrestre y la mejora de las condiciones de vida de la humanidad[3]. A los países de acogida les ha permitido, el mantenimiento de su población y el desarrollo de su actividad económica (Contreras, Ruiz Tagle et.al. 2013). 
Contreras & otros (2013) sostienen que la evidencia empírica respecto a los efectos de la inmigración sobre el mercado laboral en países en desarrollo aún es escasa[4]. Evidentemente, la mayoría de los estudios se ha realizado para Estados Unidos y Europa[5]. Los principales resultados para estos países encuentran efectos no significativos sobre salarios y las tasas de desempleo de los trabajadores nativos de los países de acogida. Por su parte, en aquellos casos dónde se han encontrado efectos, se encuentra que el impacto no está distribuido a través de toda la distribución de salarios de los residentes[6].
Los efectos se concentran en trabajos en que los inmigrantes son competitivos con los trabajadores nativos. Por otro lado, se ha encontrado que la inmigración recién tiene efectos en el mercado del trabajo cuándo representa más de un 10% del total de los trabajadores en un determinado sector[7].
En todo caso, los estudios realizados por el departamento de Economía de la U. de Chile y otras universidades locales sobre la empleabilidad de las personas migrantes, han permitido sostener que cuando se compara con la distribución de los trabajadores a través de los distintos oficios de los trabajadores migrantes en relación con los no migrantes, se tiene que esta distribución por oficios de los inmigrantes es claramente distinta a la de los migrantes. En efecto, estos últimos se concentran en oficios profesiones, científicos e intelectuales: 18% respecto al 8% de los nativos en el año 2006, y el 23% al 11% de los trabajadores nativos el año 2009; técnicos y vendedores de comercio y mercado; 16% respecto al 15% de los nativos en el 2006, y 22% respecto al 18% en 2009[8].
La participación de los inmigrantes en cada uno de los sectores de la economía aún es pequeña (Fuentes & Vergara, 2019).
No hemos tenido a la vista estudios realizados en Chile que crucen las categorías propias del empleo en el sector cultural y la de migrante (Torres Falcón, 2012). Ante ello parece oportuno contribuir con información que ponga de relieve la potencialidad de su contribución a la diversidad cultural y artística de la nación[9]. Es el campo de intervención de la gestión cultural.

b. Gestión y oferta laboral en sector de artes y cultura.
Encarar los desafíos que la migración propone al sector que ocupa la Gestión Cultural, implica reforzar su forma de actuación, haciéndola más efectiva, eficiente, transparente y reconocible de cara a la comunidad (Yañez Canal, 2018). 
Tal como se lee en el Código Deontológico de la Federación Estatal de Gestores Culturales de España (FEAGC), cuando se define al gestor cultural se afirma que: "Es un profesional que hace posible y viable en todos los aspectos un proyecto u organización cultural, que desarrolla y dinamiza los bienes culturales, artísticos y creativos dentro de una estrategia social, territorial o de mercado realizando una labor de mediador entre la creación y los bienes culturales, la participación, el consumo y el disfrute cultural"[10].  Es oportuno enfatizar que esa participación, ese consumo y ese disfrute es para todos los habitantes del país, cualesquiera haya sido su lugar de nacimiento.
Ocurre a fin de cuentas que lo que llamamos Gestión Cultural es en el fondo el conjunto de condiciones y actuaciones concretas como se materializan los derechos culturales( Symonides Yanus, s/f).  La Declaración Universal de los Derechos Humanos reconoce a la participación en la vida cultural, como un derecho fundamental de las personas. Para su satisfacción, las sociedades modernas han estructurado su intervención en la cultura a partir de las estructuras del Estado nación (Gobierno central, regional y local) con sus regulaciones legislativas específicas[11].
El primer nivel de garantía del derecho cultural es la libertad y la participación en la vida cultural a nivel individual. Toda persona como ciudadano intenta satisfacer sus necesidades culturales, pero requiere de lo social o compartido para alcanzar una plena realización de sus derechos y aspiraciones, por lo cual se producen procesos complejos de estructuración social alrededor de la cultura[12]. En ese sentido, toda persona individualmente considerada, es un agente de cultura[13].
Los agentes culturales se agrupan para intervenir a partir de sus propias interpretaciones o valoraciones de la realidad para contribuir a la vida cultural de su entorno en un sentido amplio. Los agentes culturales son fundamentales para la articulación de las políticas sociales y culturales en un Estado, pues a ellos en general le corresponde un destacado papel tanto en la creación, como la producción y difusión de los contenidos culturales que alimentan el entorno artístico.
Parece razonable estimar que dada la cantidad de migrantes que ha llegado al país en los últimos años, se modificará el panorama cultural chileno, pues habrá un incremento de nuevos agentes culturales que incidirá en el capital humano disponible para el trabajo en las industrias creativas (Bellolio, 2016; Buitrago Restrepo & otros, 2013; Valderrama, 2016).
No obstante, no hay consenso aún entre los especialistas en cómo poder conceptualizar al trabajo (y la profesionalización) en el sector cultural.  Es tan complejo como tratar de definir a un "artista".
Una de las ideas más importantes de la economía creativa es que todo ser humano es creativo de alguna forma (Florida, 2010). Por tanto, si podemos canalizar esta creatividad en creación de valor, dispondremos de un inputilimitado. Es la teoría de la «clase creativa» de Richard Florida: "La clase creativa está formada por personas que generan valor económico mediante su creatividad. Consta de dos componentes: el núcleo super-creativo y los profesionales creativos. La misión del núcleo super-creativo es producir nuevas formas o diseños que sean fácilmente transferibles y ampliamente usados. Está formado por científicos, ingenieros, profesores de universidad, poetas, novelistas, artistas, actores, diseñadores y arquitectos, así como líderes intelectuales como escritores de no ficción, editores, figuras del mundo de la cultura, think-tank de investigadores, analistas y formadores de opinión" (Ibáñez & López, 2018).
Las implicaciones de esta idea van más allá de la división primaria del trabajo, y sugieren una reorganización social y espacial a gran escala del proceso productivo en las economías postindustriales[14].
El ciclo productivo de la cultura muestra que numerosos actores, que pertenecen a los sectores mercantiles y no mercantiles, intervienen a lo largo de la cadena de valor de las expresiones culturales. Estos pueden ser creadores, productores, difusores, instituciones públicas, organizaciones profesionales, etc.
La creación remite a la invención, exploración y concepción de los contenidos que constituyen la materia prima de las industrias culturales. Ejemplo: generación de textos, sonido, bosquejo, obra de arte. Mientras que la producción comprende la reunión de todos los elementos (suministros, equipamientos, profesionales) necesarios para la realización (materialización) de las expresiones culturales. Ejemplo: Programas televisivos, libros, grabaciones musicales.
La difusión en el ciclo productivo de la cultura es equivalente a hacer llegar al público las expresiones culturales, generalmente reproducidas industrialmente o de forma masiva. Ejemplo: Transporte y venta mayorista y minorista, venta en línea, proyección de un film, distribución de un espectáculo en vivo (concierto, festivales…) La promoción/exposición concierne a las actividades dirigidas al público para facilitar la comprensión de una obra o los medios de marketing utilizados para aumentar la audiencia. Ejemplo: Documentación de una obra, publicidad en los medios de comunicación, análisis de mercado.
Por último, el consumo/participación se refiere al acceso del público a productos culturales y a tomar parte en experiencias culturales, incluyendo las prácticas de aficionados (amateurs). Ejemplo: Leer un libro, bailar, escuchar la radio, visitar una galería de arte.
Una cuestión aparte es la de la disposición de metodologías y acercamientos multidisciplinares al subcampo de las profesiones de la cultura que permitan disponer de una respuesta plausible a estas cuestiones. Es complejo tratar de establecer categorías dada a la imprecisión y el poco orden en este ámbito, símil probablemente de la forma como se regulan las diferentes actividades englobadas dentro del sector de la cultura (ANITEC, 2017).
Se suele considerar como profesiones afines a las industrias culturales y creativas como la propia de aquellos sectores de actividad organizada y estable que tienen como objeto principal la producción o la reproducción, la promoción, la difusión y/o la comercialización de bienes, servicios y actividades de contenido cultural, artístico o patrimonial (Unesco, 2010: 17)[15].
No es difícil imaginar que el entorno creativo vivirá, además, una potente revitalización, dada la ingente cantidad de nuevos actores que se sumarán al ciclo productivo de la cultura.
Lamentablemente no existen aún datos que nos permitan probar esta afirmación. Algunas aproximaciones recientes, no obstante, aportan antecedentes que ayudan a contextualizar esta situación. Así, por ejemplo, la Asociación Chilena de Municipalidades (2017), indagó entre la comunidad migrantes cuáles son las cincuenta "Profesiones" que más (declaran) tener los inmigrantes al momento de obtener residencia[16]. La agrupación realizó un análisis comparativo sobre la base de los niveles de escolaridad con los que cuentan, con el fin de poder analizar de forma más detallada las distintas "profesiones" o actividades ocupacionales que cumplen los extranjeros avecindados en el país.
La profesión o actividad ocupacional que más inmigrantes con permanencia definitiva tiene en Chile son estudiantes. A partir de ello podemos ver que la inmensa mayoría de las personas que han llegado estos últimos años están estudiando, o tienen educación básica o media, lo cual llega a un 83.4% y si a eso le sumamos la pre básica, se llega a un 90.5%. Por otra parte, encontramos una gran cantidad de empleados, asesoras del hogar y dueñas de casas, los cuales -si bien presentan cifras bastante parecidas- tienen educación básica y media elevada, pero no así sus estudios universitarios que son menores a los técnicos, excepto en el caso de las dueñas de casas. En este ítem son mayores los que estudiaron carreras universitarias en un 1.9% con respecto a los técnicos.

Concluye el estudio de la AMUCH que, en relación a los niveles de preparación, no deja de sorprender los niveles de estudio universitario que alcanzan ciertas profesiones, las cuales pese a tener título universitario su profesión a simple vista no las necesitaría, tal es el caso de los garzones, los bodegueros, los choferes y especialmente los religiosos acompañados por los misioneros, los cuales muestran algunos altísimos índices de estudios universitarios, pero no ejercen profesiones a los cuales se entendería que es necesario.
De las cincuenta profesiones consignadas por la encuesta AMUCH no figuran "profesiones del sector creativo", más allá de las alusiones de "diseñadores" y "arquitectos".


En el mismo sentido, vale consignar el esfuerzo realizado por el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes cuando al construir el Directorio Cultural 2002, se empeñó en distinguir a trabajadores culturales "profesionales" de los "vocacionales"[17]. Se procedió, entonces, a articular una definición para estas categorías, de acuerdo a la cual "profesional" es aquel trabajador cultural cuya única retribución económica deriva de la actividad cultural que ejecuta, lo que se expresa en un pago monetario que proporciona los recursos para su desarrollo y subsistencia. "Vocacional", por su parte, es aquel que realiza su actividad cultural sin recibir remuneración por ella, probablemente con un propósito de desarrollo personal, o bien como hobby o pasatiempo. Entre ambas situaciones se encuentra la de aquellos trabajadores culturales que, recibiendo remuneración por su actividad, requieren de otros desempeños para asegurarse los medios de subsistencia. A ellos se les ha denominado "semiprofesionales"[18].
Un buen resumen de las mismas en cuadro n°2.
Cuadro n°2
 Clasificación de actividades creativas formales
S E C T O R E S
Artesanía
Artes visuales
Fotografía
Teatro
Danza
Artes circenses
Editorial
(Libros, publicaciones periódicas y otras publicaciones)
Música
Audiovisual (Cine)
Arquitectura
Diseño
Medios informáticos
Radio
Televisión
Publicidad
Patrimonio
Educación e investigación cultural
Fabricación de insumos
Transversal

Fuente: Elaboración en base a los sectores creativos identificables y diferenciables a partir de códigos de actividad del SII. Mapeo de las Industrias Creativas en Chile. Caracterización y Dimensionamiento, Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, 2014, p.32

Pero lo problemático, más allá de las clasificaciones, es que no se sabe cuántos "artistas" y "gente de la cultura" existen, por ejemplo, distribuidas entre los profesionales inmigrantes de la última década en Chile, período que coincide con un aumento explosivo de la migración hacia nuestro país.
Anticipando un debate que sin duda marcará las próximas décadas, y por razones de espacio centrándonos solamente en el primer eslabón del ciclo de la cultura, ese referido a la creación, es dable preguntarse si dada las tasas de migración actual ¿habrá más oferta de contenidos artísticos y culturales?, ¿qué presencia tienen las profesiones del sector cultural en la distribución de actividades profesionales entre la población migrante?, ¿qué incidencia sobre el sector puede tener esta nueva clase creativa?
Nos parece que describir la distribución de profesionales del sector cultural entre la población migrante presente en el país en esta última década, podría ser de interés y utilidad para un mejor diagnóstico y la adopción de políticas para el sector.

3. Método.
Para el presente estudio se recurrió fundamentalmente a datos generados por el Departamento de Migración y Extranjería del Ministerio del Interior y a fuentes complementarias. Específicamente se ha tenido a la vista fuentes abiertas, pero poco difundidas como el informe Estimación de Personas Extranjeras del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) y Departamento de Extranjería y Migración (DEM). Adicionalmente se han generado datos para este estudio a partir del registro de las ocupaciones auto-declaradas por los inmigrantes a su ingreso al país y consignadas en la base de datos B3000.  Este software reúne información relevante de las personas de distintas nacionalidades que ingresan a Chile y es administrado por el Gobierno de Chile.

Cabe señalar que los registros de Ocupación Declarada en el B3000 no presentan niveles de completitud suficiente para inferir acerca de toda la población migrante, por lo que los datos deben tomarse solo como referencias.
El B3000 nos ha permitido distinguir del millón 251 mil extranjeros residentes en Chile al 31 de diciembre de 2018 (de las cuales 646.128 son hombres y 605.097 son mujeres) y que habían ingresado desde hacía una década, que unos 18 mil de ellos se autodeclararon como artistas, profesionales o técnicos de la cultura cuando entraron al país (INE-DEM, 2018).
A partir de allí se han podido obtener algunas cifras que pueden resultar de interés para el sector.
Así, con datos compilados  entre los años 2008 y 2018, la enumeración completa de las profesiones auto-declaradas  por los inmigrantes fueron: Fotógrafo, Músico, Diseñador, Pintor, Escultor, Arte escénico, Audiovisual, Actor, Artesano, Cantante, Publicista, Decorador, Serigrafista,  Coreógrafo, Dibujante, Bailarín, Escritor, Actriz , Cineasta, Ceramista, Costurero,  Editor, Escenógrafo, Guionista, Libretista, Arte y literatura, Servicios audiovisuales, Vestuarista, Colorista, Efectos especiales, Cine, Ilustrador, Iluminador, Tallador, Arte y decoración, Paisajista, Radio telégrafo, Arte grafica litográfica, Documentalista, Arte licenciado mención escultura, Radio tv, Alfarero, Pantografista, Enyesador, Grafista, Cientista conductual, Pianista.


4. Resultados
El siguiente cuadro (n°3) resume el número de personas en las ocupaciones seleccionadas, comparado con el total de inmigrantes en los años en consulta:


Cuadro n°3
Personas inmigrantes y sus profesiones en el sector creativo sobre el total de inmigrantes registrados en B3000


Año
Número de personas en Ocupaciones seleccionadas
Número de personas total
Porcentaje del total
2008
753
45.187
1,7%
2009
723
37.218
1,9%
2010
955
44.248
2,2%
2011
948
54.600
1,7%
2012
831
68.431
1,2%
2013
1.519
88.410
1,7%
2014
1.296
93.364
1,4%
2015
1.328
105.736
1,3%
2016
1.740
163.092
1,1%
2017
2.677
247.781
1,1%
2018
4.991
369.113
1,4%

Fuente. Departamento de Estudios del DEM, mayo 2019.

Del total de 17.771 profesionales, artistas y técnicos de la cultura y las artes que ingresaron al país entre el 2008 y el 2018, por área de actividad, algunas profesiones arrojan los siguientes datos para la década en consulta.

Para simplificar el análisis de los datos se construyeron categorías de análisis que usan criterios esbozados en las páginas precedentes, ante la inexistencia de una clasificación que se ajustara a los objetivos de este estudio (Tabla n°2).
  
Tabla n°2
Categorías autoconstruidas para distribución de profesiones entre población migrante
Categoría
N° de Personas
Actividades de apoyo a la producción y representación
8924
Actividades creativas e interpretativas no mediadas tec.
5110
Actividades artísticas y creativas en vivo
2961
Actividades creativas e interpretativas mediadas tec.
754
Sin clasificación
12
Total general
17761

De modo descriptivo, podemos comentar que, en el campo de las actividades artísticas en vivo, han llegado 1.534 nuevos actores, actrices, bailarines, cantantes y prácticamente del arte escénico. Los músicos suman 1.454 personas, dos de ellos pianistas. A ellos debemos sumar otros 2.019 profesionales más entre vestuaristas, cineastas, dibujantes, diseñadores, documentalistas, expertos en efectos especiales, audiovisualistas, escenógrafos, fotógrafos, guionistas e iluminadores.
Hay en el país 798 nuevos costureros, 716 ceramistas, 2077 publicistas y 10 escultores. Se han sumado además dos mil 889 pintores, cinco libretistas, 96 escritores y 31 escultores.

La mayor cantidad de profesiones del sector cultural y artístico (50%) entre los migrantes consignadas en el B3000 se concentra en actividades de apoyo a la producción y el trabajo de los artistas, entre ellos vestuaristas, diseñadores, especialistas en efectos especiales, entre otros.  Le sigue en concentración (29%) las actividades creativas e interpretativas no mediadas tecnológicamente, las que han sido asumidas aquí como "artesanías", incluyendo entre ellos a alfareros, dibujantes, escultores, entre otros.
En tercer lugar, un 17% de las profesiones se apuntan en la categoría de actividades artísticas y creativas en vivo, la que se equipara con la idea tradicional de "artistas", entre ellos actores, músicos, cantantes, entre otros.
Las actividades creativas y artísticas mediadas tecnológicamente, entre ellos, documentalistas, audiovisualistas, cineastas, entre otros, ocupa un cuatro por ciento de las profesiones consignadas en la base de datos. Al final, los que no fue posible clasificar como "cientista conductual", "radio telégrafo", entre otros, ocupa un porcentaje ínfimo, dado el bajo número de casos identificados (12 personas). 

5. Discusión
En la experiencia chilena, uno de los casos mejor documentados del impacto de la presencia de artistas migrantes (forzosos en este caso) en el devenir de la cultura local fue el protagonizado por los exiliados españoles que llegaron a bordo del Winnipeg (Lemus, 1998, 2002; Valle, & Palma, 2011; Escobar Guic, 2004; Norambuena, 2008).


Los integrantes del coro vasco nacido a bordo del Winnipeg, 1939



En otro ámbito, también se ha estudiado con detalle el aporte que en su momento significó la traída de profesores alemanes para reforzar la formación del profesorado local a fines del siglo XIX (Cox, & Gysling, 2009, Contreras-Sanzana, & Villalobos-Clavería, 2010; Contreras, 2012). Y algo similar ha ocurrido para explicar la influencia "prusiana" en la conformación del Ejército chileno (Silva, Zamora, & Maldonado, 1988).
No ha sido el caso de las actuales oleadas migratorias, salvo para los aspectos en que se ve involucrada la salud pública (Vásquez-de Kartzow, 2009; Cabieses, Bernales, & McIntyre, 2017; Bernales, Cabieses, McIntyre & Chepo, 2017)
Efectivamente, observando con detalle el cuadro n°4 se puede apreciar que hay un incremento en el número absoluto de personas que migran a Chile con profesiones del orden de artistas, lo que podría significar un aumento en este potencial de postulantes a fondos de la cultura. Sin embargo, esto no se refleja en términos relativos. Incluso es posible señalar que disminuye la proporción de personas extranjeras en estas áreas de ocupación.
Sin embargo, cualitativamente hablando, el potencial de la oferta cultural del país se ha visto por lo ancho, muy beneficiada.
Lo que se suele entender como "aporte cultural de la migración" tiene obviamente resonancias distintas según sea el nivel o ámbito donde se exprese tal idea (Solé, 2019).
Hay una dimensión macro de la dinámica cultural donde la presencia de personas que provienen de otras culturas se puede interpretar como una contribución al colectivo en todo aquello que suma costumbres, idiomas, formas de cocinar e interpretar instrumentos, modos de profesar la fe y de arrullar a los niños, entre un largo etcétera.
Pero también hay una dimensión micro, donde estimar numéricamente esa cifra de agentes y actores culturales potenciales podría tener interés para el sector de la Gestión Cultural, pues es probable que la producción de contenidos artísticos y culturales, la demanda por fondos para los creadores y la propia conformación de las audiencias se vea influida cada vez más por la presencia de extranjeros avecindados en Chile interviniendo en el sector de las industrias culturales y creativas (Montecinos, 2002; Ovalle Gana, s/f).
Muchos de los actuales migrantes fueron formados como profesionales, técnicos y artistas en sus respectivos países y sería dable que aspiraran, legítimamente, a proyectarse en sus actividades y profesiones entre nosotros. Aunque se trata de una posición debatible, pensamos que la satisfacción de la propia vocación implica cierta disposición de un derecho moral sobre el ejercicio de la profesión elegida (Fernández Pérez, 2001; Ibarra Rosales, 2007).
Ello por cierto abre nuevos flancos en un debate por la inserción plena de los migrantes, que incluye el reconocimiento de títulos, la continuidad laboral, la generación de plazas de trabajo, el crecimiento de la economía y la superación de las inconsistencias de nuestra propia legislación al respecto[19].
Una de las características peculiares que tiene la presente oleada de inmigrantes, es su relativa juventud y buena preparación. En efecto, destaca el nivel relativamente alto de educación de los inmigrantes comparado con el promedio chileno (Rojas, 2019)
Esto tiene que ver tanto con la selección positiva de los inmigrantes respecto del resto de los habitantes de sus países de origen como con la distribución etaria de las poblaciones comparadas, especialmente en cuanto la población nativa de mayor edad tiene promedios educativos significativamente inferiores al resto. Más del 95% de los venezolanos residentes en Chile en 2018 habían inmigrado después de 2014 (en el caso de los haitianos el porcentaje es aún mayor: 99%).
Al mismo tiempo, los venezolanos muestran un alto nivel educacional, ubicándose por sobre todos los demás grupos latinoamericanos (incluyendo a Chile) y solo algo por debajo de estadounidenses y españoles[20].
No obstante, los grupos de inmigrantes que han arribado recientemente al país tienen condiciones muy distintas para encarar su integración, la buena preparación de los venezolanos contrasta con el bajo nivel de los haitianos, sumando además de las dificultades idiomáticas de estos últimos[21].  Esta realidad evidencia que en ningún caso estarán ausentes las situaciones conflictivas y sobre ello hay que prestar atención, dada la compleja dinámica de este tipo de conflictos.

6. Conclusiones
Los artistas migrantes que han llegado al país en esta última década ostentan potencialmente una condición fundamental como agentes para la ampliación de la oferta de contenidos culturales y artísticos.
La variable migratoria tendrá que ser contemplada en todos los eslabones del ciclo productivo de la cultura[22]. 
La mayor cantidad de profesiones del sector cultural y artístico entre los migrantes avecindados recientemente en Chile se concentra en actividades de apoyo a la producción y el trabajo de los artistas. Le siguen aquellos que desarrollan actividades creativas e interpretativas asumidas como "artesanías", y, en tercer lugar, un porcentaje menor se apuntan en la categoría de actividades artísticas y creativas en vivo, la que se equiparó con la idea tradicional de "artistas", entre ellos actores, músicos, cantantes.
Otras actividades creativas y artísticas ocupan porcentajes menores.
Para la ciudadanía, esa ampliación de la oferta comporta una posibilidad de acceder a contenidos artísticos y culturales que ayudarán al proceso de aculturación y representan un potencial democratizador y competitivo muy importante para el desarrollo del sector. Para los gestores culturales puede ser también de interés conocer que se ha ampliado la posibilidad de contar con técnicos y profesionales de apoyo a la labor de producción y puesta en escena.
Estimamos que los datos primarios aportados complementan los aportes que la AMUCH hizo en su momento, al centrar su atención esta vez en las profesiones de la cultura.
Encarar los desafíos que la migración propone al sector que ocupa la Gestión Cultural, implica reforzar su forma de actuación, haciéndola más efectiva, eficiente, transparente y reconocible de cara a la comunidad.
Podría ser de interés generar información que nos permita diferenciar a trabajadores culturales "profesionales", "semiprofesionales" y los "vocacionales", entre la población migrante avecindada en la última década y observar, a través de métodos cuali y cuantitativos la real inserción de los artistas migrantes en el medio local y la incidencia de los técnicos y profesionales en el quehacer local. 
Conocer la real conformación de los agentes culturales –incluyendo ahora a los artistas migrantes- puede considerarse como un aporte para la contextualización que puede darse a la oferta y las necesidades culturales de la sociedad. Los gestores culturales debiéramos tomar buena nota de ello.
La presencia de esta ingente cantidad de migrantes como agentes culturales comporta un enorme potencial para el desarrollo de la diversidad y el enriquecimiento cultural de la Nación. La pregunta sigue estando abierta: ¿Qué tipo de sociedad vamos a construir con esta presencia tan sustantiva de artistas entre los migrantes? ¿Qué puede aportar la gestión cultural y la economía de la cultura a encontrar esas respuestas?



Si está interesado en un versión completa con los cuadros incluido, no dude en solicitármela al correo cristian.antoine@gmail.com 


7. Bibliografía
Alonso, Carlos & Álvarez, F. (2019), Nueva cifra de población de inmigrantes mantendrá presionado el mercado laboral. La Tercera, 14 de febrero 2019, Disponible en https://www.latercera.com/pulso/noticia/nueva-cifra-poblacion-inmigrantes-mantendra-presionado-mercado-laboral/529722/, fecha de consulta 3 de junio de 2019.

AMUCH. (2017). Inmigrantes: las edades, el nivel de estudios, las ocupaciones y las principales profesiones (pp. 16): Asociación Chilena de Municipalidades.

Amuedo-Dorantes C, De la Rica S. (2005) Immigrants' responsiveness to labor market conditions and its implications on regional disparities: evidence from SpaEn IZA Discussion Paper No. 1557

ANITEC. (2017, 1 de marzo de 2017). Trabajo y profesiones del sector cultural. Propuestas de mejora 7 y 8.   https://www.asociacionanitec.com/trabajo-y-profesiones-del-sector-cultural-propuestas-de-mejora-7-y-8/

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[1]Un ánimo parecido se puede apreciar con la actual Visa de Residencia Temporaria de Oportunidades para Trabajadores. Cfr. https://serviciosconsulares.cl/tramites/visa-de-residencia-temporaria-de-oportunidades-para-trabajadores  La visa de oportunidades ha sido objeto de críticas. Cfr https://radio.uchile.cl/2019/03/10/visa-de-oportunidades-el-fracaso-de-una-politica-ajena-a-la-realidad-chilena/
[2] Disponible también en https://negocios.udd.cl/files/2019/05/CHILE-Y-LA-INMIGRACI%C3%93N.pdf
[3]Los migrantes representan el 3,9% de la población mundial total (de 15 años de edad o mayores). Sin embargo, la proporción de trabajadores migrantes en el total de trabajadores es mayor (4,4%). Estos datos indican que la tasa de participación laboral es más elevada entre los migrantes (72,7%) en comparación con la de no migrantes (63,9%), diferencia que se explica principalmente por la elevada proporción de mujeres migrantes que trabaja en relación a la de mujeres no migrantes (67% y 50,8%, respectivamente). En el caso de los hombres, la diferencia entre la tasa de participación laboral de migrantes y no migrantes no es relevante (78% y 77,2%, respectivamente) (OIT, 2015). Cfr. OIT. (2016). Migración laboral en Chile: Oportunidades y desafíos para el trabajo decente. https://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/---americas/---ro-lima/---sro-santiago/documents/publication/wcms_552799.pdf
[4] Ib.supra.
[5] Entre ellos Amuedo-Dorantes C, De la Rica S (2005) Immigrants' responsiveness to labor market conditions and its implications on regional disparities: evidence from Spain IZA Discussion Paper No. 1557 Angrist J, Kugler A (2003) Productive or counter-productive: labour market institutions and the effect of immigration on EU natives. Econ J 113(488):302–331 Boeri T, Bertola G, Bruffcker H, Coricelli F, Dolado JJ, Fitzgerald J, de la Fuente A, Garibaldi P, Hanson G, Jimeno JF, Portes R, Saint-Paul G, Spilimbergo A (2002) Who is afraid of the big enlargement? CEPR Policy Paper No. 7; Card D, DiNardo JE (2001) Do immigrant inflows lead to native outflows? Am Econ Rev 90(2):360–367 Carrasco C (2002) El Impacto Económico de la Inmigración: Incorporación al Mercado de Trabajo Formal e Informal. In: La Inmigración: Una Realidad en España. Seminario de Investigación para la Paz
[6]Contreras, D. et.al. (2013).
[7]Ib.supra.
[8]Ib.supra. p.12
[9]Foro 2015 Migración y Cultura. En el marco del Día Mundial de la Diversidad Cultural para el Diálogo y el Desarrollo. http://www.unesco.org/new/fileadmin/MULTIMEDIA/FIELD/Mexico/programa_migracionycultura.pdf
[11] Sigo aquí las líneas centrales del trabajo titulado Los agentes de la cultura, de  Alfonso Martinell Sempere, disponible en http://atalayagestioncultural.es/capitulo/gestion-cultural/agentes-cultura
[12]Cfr. Etxeberria, Xabier. Derechos culturales e interculturalidad. Disponible en http://red.pucp.edu.pe/ridei/files/2012/07/120706.pdf
[13]Se considera agente cultural aquellos actores (individuales, colectivos, institucionales, etc.) que concurren en un contexto determinado y en un tiempo o período definido. Martinell considera que los agentes culturales son el resultado del progreso de lo individual a lo colectivo por medio de procesos de organización y estructuración social de acuerdo con los valores, tradición y las normas de su contexto.
[14]El término «industria creativa» se origina en Australia con el informe Creative Nation: Commonwealth Cultural Policy (1994) aunque fue popularizado por el DCMS (1998) y posteriormente extendido a instituciones europeas (KEA, 2006) y Naciones Unidas (UCTAD, 2008 y 2010).
[16]AMUCH. (2017). Inmigrantes: las edades, el nivel de estudios, las ocupaciones y las principales profesiones (pp. 16): Asociación Chilena de Municipalidades.
[17]Los resultados obtenidos en la encuesta sobre el punto fueron bastante ilustrativos: un 51% de los trabajadores culturales encuestados era "profesional"; un 26% es" semiprofesional"; y sólo un 23% es "vocacional". Cfr. Los trabajadores del sector cultural en Chile. Estudio de caracterización Departamento de Estudios y Documentación Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, 2004.
[18]Ib.supra.
[19]Polémica que se ha centrado preferentemente en nuestro país en el ejercicio de la medicina. Cfr. Bastías S, Gabriel, Marshall R, Guillermo, Zuñiga P, Denisse, & Mena C, Beltrán. (2000). Número de médicos en Chile: estimaciones, proyecciones y comparación internacional. Revista médica de Chile128(10), 1167-1176. https://dx.doi.org/10.4067/S0034-98872000001000014
[20]Ib.supra.
[21]Ib.supra.
[22] Fuente
http://www.unesco.org/new/es/culture/themes/cultural-diversity/cultural-expressions/programmes/global-alliance-for-cultural-diversity/culture-cycle/

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